Resum
EN MUCHAS ZONAS de Estados Unidos, las tasas de incidencia del VIH/sida
han descendido en los últimos años. A pesar de este éxito, la evidencia sugiere
que solo en Estados Unidos aproximadamente 50.000 personas contraen la
infección por el VIH cada año. La actual crisis de opioides que está asolando el
país amenaza con impulsar aún más el VIH a proporciones epidémicas: aunque el
VIH comúnmente se transmite mediante conductas sexuales, también se propaga
a través del uso compartido de agujas para inyectarse drogas.
Por desgracia, la práctica de compartir agujas, jeringuillas y otros materiales para la
inyección es frecuente entre los usuarios de drogas inyectables ilegales o recreativas. Un
estudio a gran escala de esta población encontró que el 40% de los usuarios de drogas
inyectables (UDI) admitían haber compartido jeringuillas. Por este motivo, los UDI
tienen mayor riesgo de contraer el VIH y otras enfermedades transmisibles a través de la
exposición sanguínea y de transmitir enfermedades a la sociedad en general4.
Este artículo analiza la evidencia que respalda las estrategias de reducción de
daños, como los programas de intercambio de agujas y las salas supervisadas
de inyección de drogas, y defiende la facilitación del uso de estas estrategias en
Estados Unidos.