Resum

Introducción y objetivos: Sabemos que el consumo de sustancias en contexto sexual repercute en la salud global del usuario, asociándose a una menor percepción de riesgos y desinhibición, que pueden derivar en prácticas sexuales de mayor riesgo. En consecuencia, son personas más vulnerables para poder adquirir infecciones de transmisión sexual (ITS). El propósito de este estudio es analizar el estado actual de consumo de sustancias en contexto de Chemsex (entendido como el uso de drogas en un ámbito sexual vinculado a la cultura sexual LGTBI+) en usuarios en seguimiento dentro del programa de profilaxis preexposición al VIH (PREP). Métodos: Estudio descriptivo retrospectivo que analizó el perfil de consumo de sustancias de usuarios que acudieron a consulta de seguimiento PREP desde el 1 de octubre hasta el 1 de diciembre de 2023 en el centro sanitario Sandoval de Madrid. Resultados: Se recogieron un total de 697 usuarios, de los cuales el 54,8% (382) refirieron consumo de alguna sustancia en contexto de chemsex (fig.). Dentro de estos usuarios, el 54,4% (208) usó mefedrona, el 48,7% (186) popper, el 36,12% (138) ácido gamma-hidroxibutírico (GHB), el 17,0% (65) cocaína, el 17,0% (65) MDMA, el 12,0% (47) metanfetamina, el 9,6% (37) cannabis, el 6,8% (26) potenciadores de la erección, y el 6,2% (24) ketamina. La mayoría de ellos (312 pacientes, 81,3%) refirieron consumo habitual de 2 o más sustancias. El 2,6% (10) usó la vía inyectada para el consumo (slamming). Además, 149 usuarios (39%) afirmaron consumir en contexto de sesiones de Chemsex 1 o varias veces al mes (entendiendo sesiones de chemsex como el empleo de sustancias, durante sesiones prolongadas de sexo, con múltiples parejas). Conclusiones: La prevalencia de consumo de Chemsex en nuestros usuarios en PREP parece mayor que las observadas en otras series europeas, en las que se describen porcentajes entre el 30-40% de consumo. Esto puede deberse a la heterogeneidad en la descripción de Chemsex entre las distintas series y en las diferencias socioculturales, pero también denota, como ya veníamos apreciando, un aumento en estas prácticas en los últimos años. Siendo nuestros datos más acordes a los obtenidos en estudios más recientes realizados en Barcelona (63%). Cabe diferenciar, con respecto al estudio catalán, la mayor prevalencia de consumo de mefedrona en Madrid que contrasta con el de mayor empleo de metanfetamina en Barcelona. Harán falta estudios posteriores para determinar si se mantiene el perfil de consumo, así como su relación con las ITS.