Figura mundial, uno de los ganchos de taquilla de los Estados Unidos y el perfecto galán para millones de mujeres de todo el mundo en los años 50 y 60, representó el modelo de la masculinidad clásica y uno de los actores más sensuales de Hollywood. 

Fue el primer 'famoso' internacional en reconocer que estaba infectado por el VIH y que era homosexual. Esta noticia fue suficiente para poner en marcha a la opinión pública de Estados Unidos y la del resto de mundo, al dar visibilidad a una enfermedad  hasta entonces desconocida. Morgan Fairchild, una actriz de la época declaró entonces: "la muerte de Hudson le ha puesto cara al sida." 

En poco tiempo la investigación sobre la enfermedad recibió un alud de fondos que fueron claves para avanzar en la investigación. En 1985 el sida se había convertido en un problema de sanitario y social mundial y los datos que llegaban de África ya apuntaban que se produciría una epidemia sin precedentes por vía heterosexual. La revelación que Rock Hudson sufría el sida provocó el interés de la opinión pública norteamericana sobre esta extraña enfermedad sobre todo relacionada con los homosexuales, los hemofílicos y las transfusiones de sangre. 

En una fiesta celebrada el 19 de septiembre de 1985, en Hollywood, en la que se recogió un millón de dólares para luchar contra el sida,  Burt Lancaster leyó el que ha sido el último mensaje del actor. "No estoy feliz por tener el sida ", afirmaba Hudson, "pero si esto puede ayudar a otros, al menos puedo saber que mi propia desgracia tiene un valor positivo".

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