Resumen
El consumo de drogas en el contexto de chemsex trasciende el mero uso sexualizado de sustancias y
responde a un patrón idiosincrásico de base sociocultural en el colectivo LGTBI+ que puede implicar una serie de impactos negativos en personas con mayor vulnerabilidad. Para analizar el potencial lesivo de estas prácticas en diferentes facetas de la salud, se ha realizado una revisión de las principales áreas
de afectación y sus posibles repercusiones a nivel médico-sexual, toxicofílico, psicopatológico y forense en función de la estructura de un protocolo biosanitario específico para la evaluación de la gravedad de las prácticas de chemsex. Los resultados mostraron que este uso sexualizado de drogas aumenta el riesgo de padecer consecuencias no deseadas. Entre las mismas, se encuentra la transmisión de ITS, alteraciones psicopatológicas (síntomas depresivos, ansiosos, psicóticos y postraumáticos, entre otros),
la muerte por suicidio o por otras causas, comisión de ilícitos penales (agresiones sexuales o delitos de tráfico de drogas, principalmente) o, ser víctima de los mismos. Sin perjuicio de lo anterior, el tipo de afectación es individual y depende de las variables moduladoras de cada persona (de riesgo, de
protección y de vulnerabilidad) cuyo resultado se da a consecuencia de una dinámica multicausal que se
sustenta en la trayectoria biopsicosocial de quiénes lo practican. Por tanto, desde las políticas públicas se debe promover un abordaje que vertebre una atención personalizada (preventiva y asistencial) para afrontar la adicción o el consumo problemático.